martes, 16 de junio de 2015

Critica: AL CINE CON AMOR



AL CINE CON AMOR



A veces el resultado de que un film, un director o un actor logren la fama no es siempre debido a su talento, sino a la crítica cinematográfica. Roger Ebert lo sabía, y en “Al cine con amor” es un grito de vida a uno de los más influyentes y populares críticos de cine.

Hablar de una forma neutral de uno de los críticos que me han influenciado a uno en la elección de su profesión es como ir a la guerra: sabemos que debemos matar si es necesario, pero no por eso estamos de acuerdo. Pero Ebert siempre afirmo que “la tarea de un crítico es ser sincero” y la sinceridad prima este documental que recopila brevemente su historia.

Desde su nacimiento allá por 1942 en Urbana, Illinois, hasta sus inicios en como comentarista de deportes para The News-Gazette; la vida de Ebert estaba marcada para la grandeza. Pero no fue hasta 1967 que el Chicago Sun-Times lo llamo para ser su crítico de cine. Y ahí fue donde la germinación de la semilla comenzó, haciéndose destacar por su afilada lengua.

Ebert en ciertos aspectos era desalmado cuando se trataba de criticar algún film. Alabanza a “Bonnie & Clyde” pero desprecio “Terciopelo Azul”;  pero no fue su mordacidad lo que lo hizo sobresalir, sino que buena parte de su fama se le debe al programa Siskel & Ebert co-protagonizado por su rival de profesión Gene Siskel, quien escribía criticas para el Chicago Tribute, la rival del Chicago Sun-Times.

A diferencias de otros films documentales de alguna celebridad fallecida, que solo intenta recopilar hechos importantes de su vida, “Al cine con amor” compagina de un modo real y sin tapujos lo que era, no la vida de un crítico de cine, sino su vida. El film más que un documental es la memoria por fotogramas de Ebert, pues todo el montaje se basa en su autobiografía “Life Itself”; pero en vez de querer dejar a Ebert como si fuese un Dios en materia personal y profesional, lo muestra como un ser humano con “un núcleo de hierro”, como lo afirmaría su esposa Chaz.

Durante todo el rodaje veremos cómo Ebert le hace frente a su adicción al alcohol y su ingreso a Alcohólicos Anónimos. Su matrimonio con Chaz, su relación de amor – odio con Siskel y cáncer de tiroides, que le provoco la muerte el 4 de Abril del 2013; que previamente hizo que perdiese su mandíbula inferior, lo que le acarreo perder la capacidad de hablar. Pero el supo mantenerse firme.





Pero Ebert no solo era un crítico mofándose de haber ganado un Premio Pulitzer – cosa que hacia – sino un amante del cine. Para Él no había películas que no merecieran la pena, pues el miraba al cine como un arte y no como una industria. ¿Acaso muchos críticos no se dejan ningunear por mega producciones con fastuosos efectos especiales y deja de primar al cine como arte? Ebert rompió el molde.

Influyente como muchos, gracias a Ebert hoy tenemos el agrado de conocer a Martin Scorsese como uno de los mejores directores de cine; o como Ebert lo llamaría “el Fellini de New York”. Se le debe que el film documental  “Gates of Heaven” de Errol Morris quedase en el olvido. Inspiro a ver buenas películas como “El Norte”; apoyo a directores como Ramin Bahrani o Ava DuVernay; como también se le reconoce su grandeza cuando Werner Herzog le dedico su documental “Encounters at the End of the World”; o Doug Walker en su canal de youtube “Nostalgic Critic” le dedico un programa entero, abalanzando su grandeza.

¿Acaso Roger Ebert era muy importante en la industria del cine? Claro que lo era. En buenos aspectos, impulso la calificación “Pulgares Arriba”; conocemos de una forma porque “Citizen Kane” es una obra maestra, y fue el que hizo que entender al cine fuese más fácil y que no se la limite a la crítica. Si esto no es suficiente, cuando el teatro del Chicago exhibió  “Roger Ebert: una celebración de vida, con amor Chaz, 1942 – 2013” una multitud se encontraba frente a las puertas del teatro para entrar, mientras que otros sacaban fotos del recuerdo. Muy pocas personas lograron ser tan queridos como Siskel & Ebert, pero en grandes aspectos, Ebert fue, es y será un maestro en la crítica cinematográfica. Dos pulgares arriba.